"Dios asciende entre
aclamaciones"
I
-Dios asciende. Dios es ascensión continuada, pero nunca se aleja.
Dios está siempre por encima, pero está muy dentro.
Dios es siempre el primero. Pero a nadie humilla.
Dios asciende porque es vida creciente, porque irradia fuerza creativa, porque es amor victorioso, porque es el Dios-Futuro que todo lo llena de esperanza.
Dios es ascendencia y trascendencia, meta cada vez más alta, flecha en progresión continua: pero está en el fondo de todo ser.
Dios nunca se repite; siempre es nuevo, siempre es más, siempre crece y siempre hace crecer.
II -Dios hizo ascender a su Hijo, lo sacó de los infiernos, entre las aclamaciones de Adán, patriarcas y profetas; lo levantó del sepulcro, entre el aplauso y la risa de sus discípulos; lo llevó hasta la gloria, al son de trompetas apostólicas, y las trompetas no cesaban de tocar y resonar por todo el mundo.
Dio la victoria a su Hijo, puso “a los pueblos bajo su yugo” suave (cfr. Sal 46, 4) y a las gentes bajo sus pies humildes (cfr. Ef 1,22; Sal. 8, 7), no para aplastarlos, sino para que todos asciendan con él.
III -Dios hace ascender a sus hijos:
que salgan de la animalidad hasta el espíritu;
que crezcan en sabiduría y gracia, que progresen;
que sean más altos, más hermosos y más vivos;
que sean más libres y solidarios;
que se levanten de sus postraciones;
que salgan de sus esclavitudes;
que sean creadores y liberadores;
que sean cada vez más hombres:
que sean cada vez más dioses,
siguiendo las huellas ascendentes de su Hijo.
Dios está siempre por encima, pero está muy dentro.
Dios es siempre el primero. Pero a nadie humilla.
Dios asciende porque es vida creciente, porque irradia fuerza creativa, porque es amor victorioso, porque es el Dios-Futuro que todo lo llena de esperanza.
Dios es ascendencia y trascendencia, meta cada vez más alta, flecha en progresión continua: pero está en el fondo de todo ser.
Dios nunca se repite; siempre es nuevo, siempre es más, siempre crece y siempre hace crecer.
II -Dios hizo ascender a su Hijo, lo sacó de los infiernos, entre las aclamaciones de Adán, patriarcas y profetas; lo levantó del sepulcro, entre el aplauso y la risa de sus discípulos; lo llevó hasta la gloria, al son de trompetas apostólicas, y las trompetas no cesaban de tocar y resonar por todo el mundo.
Dio la victoria a su Hijo, puso “a los pueblos bajo su yugo” suave (cfr. Sal 46, 4) y a las gentes bajo sus pies humildes (cfr. Ef 1,22; Sal. 8, 7), no para aplastarlos, sino para que todos asciendan con él.
III -Dios hace ascender a sus hijos:
que salgan de la animalidad hasta el espíritu;
que crezcan en sabiduría y gracia, que progresen;
que sean más altos, más hermosos y más vivos;
que sean más libres y solidarios;
que se levanten de sus postraciones;
que salgan de sus esclavitudes;
que sean creadores y liberadores;
que sean cada vez más hombres:
que sean cada vez más dioses,
siguiendo las huellas ascendentes de su Hijo.
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