Un Joven
Diablo llega corriendo a su jefe. Está
temblando y le dice al viejo diablo:
-¡Hay que hacer algo inmediatamente, porque en
la Tierra un hombre ha encontrado la
verdad! Y una vez que la gente conozca la
verdad, ¿qué le pasará a nuestra profesión?
El anciano se echó a reír y dijo:
-Siéntate y descansa, y no te preocupes. Está
todo arreglado. Nuestra gente ya está allí.
-Pero -dijo él- yo vengo de allí y no he visto
ni un solo diablo.
El anciano dijo:
-¡Los sacerdotes son mi gente! Ya han rodeado
al hombre que ha encontrado la verdad.
Ahora se convertirán en los mediadores entre
el hombre de la verdad y las masas.
Levantarán templos, redactarán las
escrituras, interpretarán y distorsionarán todo. Le pedirán
a la gente que adore, que rece. Y en toda esa
barahúnda, ¡la verdad se perderá! Ese es mi
viejo método, que siempre ha triunfado.
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