Saber
Formular las Preguntas Correctas
El problema
espiritual inmediato que todos enfrentamos es contrarrestar gradualmente el
odio e iniciar la nueva técnica de la buena voluntad entrenada, ingeniosa,
creadora y práctica.
La buena
voluntad es el primer intento del hombre para expresar su amor a Dios que
traerá como resultado la paz en la tierra. La buena voluntad es tan simple y
práctica que las personas no saben valorar su poder o efecto científico y
dinámico. Quien practica sinceramente la buena voluntad en el hogar, puede
cambiar totalmente las actitudes familiares. Cuando la buena voluntad sea
practicada verdaderamente entre los grupos de cualquier nación, entre los
partidos políticos, sectores religiosos y las naciones, podrá revolucionar al
mundo.
Todas las
naciones deben hacer una gran limpieza en su propia casa. Actualmente la
dificultad reside en que deben hacerla a medida que cumplen estrictamente las
obligaciones con sus relaciones internacionales. Ninguna nación puede vivir hoy
por sí misma; si alguna intenta hacerlo huella el camino de la muerte, y en
ello reside el verdadero horror al aislamiento. De hecho tenemos hoy un solo
mundo, y esto resume el problema
psicológico de la humanidad. La meta consiste en lograr correctas
relaciones humanas; las naciones caerán o se mantendrán, en la medida que
alcance esta visión. La era futura - bajo la ley evolutiva y la voluntad de
Dios - verá el establecimiento de correctas relaciones humanas.
Estamos
entrando en un amplio período experimental de descubrimientos; descubriremos
lo que exactamente somos - como naciones en nuestras relaciones grupales, por
medio de nuestra expresión religiosa y de acuerdo a la modalidad de nuestros
gobiernos. Será una era intensamente difícil y únicamente la viviremos con
éxito si cada nación reconoce sus propios defectos internos y los maneja con
visión y con propósitos deliberadamente humanitarios. Esto significa que cada
nación debe sobreponerse al orgullo y alcanzar unidad interna. Cada país está
hoy dividido en grupos beligerantes - idealistas y realistas, partidos
políticos y estadistas previsores, grupos religiosos preocupados fanáticamente
en sus propias ideas, capital y trabajo, aislacionistas e internacionalistas,
individuos que están agresivamente contra ciertos grupos o naciones, mientras
otros trabajan en favor de ellos. Las correctas relaciones humanas son el único
factor que puede, con el tiempo y oportunamente, traer armonía y poner fin a
estas condiciones caóticas.
Todavía una
nación está en contra de otra, un grupo en contra de otro (en la palestra
política), un partido en contra de otro y un hombre en contra de otro hombre.
Los seres inteligentes y previsores, aquellos que están impulsados por un sano
y altruista sentido común, los idealistas y los hombres y mujeres de buena
voluntad, se hallan en todas partes y se esfuerzan por encontrar una solución y
construir una nueva estructura mundial de ley, orden y paz, que asegure las
correctas relaciones humanas, pero son a su vez una ínfima minoría, en comparación
con la vasta multitud de seres humanos que pueblan nuestra tierra, siendo su
tarea difícil, y, en el nivel en que trabajan, a veces les parece que las
dificultades son casi insuperables.
Ciertas
preguntas surgen inevitablemente en las mentes de las personas de buena
voluntad de todas partes, y son:
¿Se podrá
confiar en que las Grandes Potencias actúen con altruismo a favor de las
pequeñas potencias y de la humanidad en general?
¿Se podrá
olvidar y poner fin a la política de poder y a los diversos imperialismos
nacionales?
¿Se podrá
trazar una política mundial que asegure la justicia para todas las naciones,
grandes o pequeñas?
¿Podrá ser
suficientemente fuerte la opinión mundial en favor de las correctas relaciones
humanas, como para coartar la acción de los agresores egoístas y dar
oportunidad a quienes pocas veces la han tenido?
La esperanza
de establecer una era de correctas relaciones humanas, dentro de cada nación o
internacionalmente, ¿es un sueño imposible, pérdida de tiempo o únicamente un
simple deseo?
La meta de
las correctas relaciones humanas, igualdad de derechos y de oportunidades para
todos los hombres, ¿es suficiente incentivo para que todas las personas bien
intencionadas trabajen con alguna esperanza de éxito?
¿Cuáles son
los primeros pasos que debieran darse a fin de fomentar tales esfuerzos y
proporcionar una base segura para la buena voluntad mundial?
¿Qué podría
hacerse para despertar a la opinión pública a fin de que los legisladores y
políticos de todas partes puedan dar los pasos necesarios para establecer
correctas relaciones humanas?
¿Qué debieran
hacer las minorías para obtener la satisfacción de sus justas demandas, sin
provocar nuevas disensiones ni alimentar el fuego del odio?
¿Cómo se
podrían eliminar esas grandes líneas divisorias existentes entre razas,
naciones y grupos, y también las separaciones existentes en todas partes, para
que surja la “Humanidad Una” en todos los asuntos mundiales?
¿Qué se
podría hacer para desarrollar la conciencia de que lo bueno para la parte debe ser
también bueno para el todo, y que el mayor bien de la unidad dentro del todo
garantiza el bien de ese todo?
Estas y muchas otras preguntas surgen y demandan una
respuesta. La respuesta es una trivialidad generalmente aceptada y
lamentablemente considerada sin importancia alguna: El establecimiento de correctas relaciones humanas mediante el
desarrollo del espíritu de buena voluntad. Sólo entonces tendremos un
mundo de paz, preparado para avanzar hacia una era nueva y mejor.
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