lunes, 10 de septiembre de 2012

Derecho Mundial


Derecho Mundial

Lo que debe hacerse ahora es tender el puente –un puente entre lo que hoy y lo que podrá existir en el futuro. Si durante los próximos años desarrollamos la técnica de eliminar las numerosas divisiones que existen en la familia humana y neutralizar los odios raciales y las actitudes separatistas de las naciones y pueblos, habremos logrado establecer un mundo en que la guerra será imposible y la humanidad se verá a sí misma como una sola familia y no como un conglomerado agresivo de muchas naciones y pueblos, que en forma competitiva tratan de aventajar a los demás, fomentando exitosamente prejuicios y odios. Como hemos visto, ésta es la historia del pasado.
El hombre ha evolucionado, de un animal aislado impulsado sólo por los instintos de la auto conservación, alimentación y procreación, a través de las etapas de la vida familiar, tribal y nacional, hasta llegar al punto en que puede captar un ideal aún más amplio –el de la unidad internacional, es decir, el equilibrado funcionamiento de la Humanidad Una.

Este creciente idealismo se abre camino hacia el primer plano de la conciencia humana, a pesar de todos los antagonismos separatistas, idealismo que es en gran parte respon­sable del actual caos y por eso se han organizado las Naciones Unidas.
Ha producido las ideologías contradictorias que buscan una expresión mundial, y causado también la dramática aparición de los denominados salvadores nacionales, profetas, trabajadores mundiales, idealistas, oportunistas, dicta­dores, investigadores y humanistas.
Estos idealismos antagónicos, constitu­yen un signo saludable, estemos o no de acuerdo con ellos. Son reacciones definidas hacia la demanda humana - imperiosa y correcta - de mejores condiciones, más luz y comprensión, mayor colaboración, seguridad, paz y abundancia en lugar de terror, temor y hambre.
Es difícil para el hombre moderno concebir una época en que no existiera en el pensamiento humano, conciencia racial, nacional o religión separatistas. Le fue igualmente difícil al hombre prehistórico concebir una época en que predominara el pensamiento nacional, lo cual es algo digno de ser recordado.
Está todavía muy distante la época en que la humanidad pueda pensar en términos universales, pero el hecho de que podamos hablar de ello, desearlo y planearlo, es la garantía más segura de que no es imposible. La humanidad ha evolucionado siempre de una etapa de iluminación a otra y de una gloria a otra.
Actualmente nos encaminamos hacia una civilización mucho mejor que la que el mundo ha conocido y hacia condiciones que aseguren una humanidad mucho más feliz, que verá el fin de las diferencias nacionales, de las distinciones de clases (basadas en la ascendencia y posición económica), que asegurará para todos una vida más plena y rica.


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