Derecho
Mundial
Lo que debe
hacerse ahora es tender el puente –un puente entre lo que hoy y lo que podrá
existir en el futuro. Si durante los próximos años desarrollamos la técnica de
eliminar las numerosas divisiones que existen en la familia humana y neutralizar
los odios raciales y las actitudes separatistas de las naciones y pueblos,
habremos logrado establecer un mundo en que la guerra será imposible y la
humanidad se verá a sí misma como una sola familia y no como un conglomerado
agresivo de muchas naciones y pueblos, que en forma competitiva tratan de
aventajar a los demás, fomentando exitosamente prejuicios y odios. Como hemos
visto, ésta es la historia del pasado.
El hombre ha
evolucionado, de un animal aislado impulsado sólo por los instintos de la auto
conservación, alimentación y procreación, a través de las etapas de la vida
familiar, tribal y nacional, hasta llegar al punto en que puede captar un ideal
aún más amplio –el de la unidad internacional, es decir, el equilibrado
funcionamiento de la Humanidad Una.
Este
creciente idealismo se abre camino hacia el primer plano de la conciencia
humana, a pesar de todos los antagonismos separatistas, idealismo que es en
gran parte responsable del actual caos y por eso se han organizado las
Naciones Unidas.
Ha producido
las ideologías contradictorias que buscan una expresión mundial, y causado
también la dramática aparición de los denominados salvadores nacionales,
profetas, trabajadores mundiales, idealistas, oportunistas, dictadores,
investigadores y humanistas.
Estos
idealismos antagónicos, constituyen un signo saludable, estemos o no de
acuerdo con ellos. Son reacciones definidas hacia la demanda humana - imperiosa
y correcta - de mejores condiciones, más luz y comprensión, mayor colaboración,
seguridad, paz y abundancia en lugar de terror, temor y hambre.
Es difícil
para el hombre moderno concebir una época en que no existiera en el pensamiento
humano, conciencia racial, nacional o religión separatistas. Le fue igualmente
difícil al hombre prehistórico concebir una época en que predominara el
pensamiento nacional, lo cual es algo digno de ser recordado.
Está todavía
muy distante la época en que la humanidad pueda pensar en términos universales,
pero el hecho de que podamos hablar de ello, desearlo y planearlo, es la
garantía más segura de que no es imposible. La humanidad ha evolucionado
siempre de una etapa de iluminación a otra y de una gloria a otra.
Actualmente
nos encaminamos hacia una civilización mucho mejor que la que el mundo ha
conocido y hacia condiciones que aseguren una humanidad mucho más feliz, que
verá el fin de las diferencias nacionales, de las distinciones de clases
(basadas en la ascendencia y posición económica), que asegurará para todos una
vida más plena y rica.
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