lunes, 10 de septiembre de 2012

Ausencia de Unidad de los Hombres de Buena Voluntad


Ausencia de Unidad de los Hombres de Buena Voluntad

Vivimos en una era de extremismos; extrema riqueza y extrema pobreza; extrema ignorancia y extrema cultura; extremo descontento y extrema satis­facción de las ambiciones personales; extremo egoísmo y extremo auto sacrificio...
Existen en todos los países del mundo personas comprensivas y de buena voluntad. Se sabe que existen millares de ellas, sin embargo, los embarga el temor, o un sentimiento de futilidad porque comprenden que el trabajo a realizar es de tal magnitud que sus insignificantes esfuerzos aislados son totalmente inútiles para derribar las barreras del odio y de la separación existentes en todas partes. Se dan cuenta de que no hay en apariencia una difusión sistemática de los principios que parecen contener la solución de los problemas mundiales; no conciben la fuerza numérica que constituyen aque­llos que piensan como ellos y en consecuencia, se sienten impotentes por su aislamiento, su falta de unidad y el peso de la inercia que los circunda.

¿Cómo puede estabilizarse la situación económica y llevar al mundo a una condición en que haya lo justo y lo suficiente para todos? ¿Cómo pueden subsanarse las diferencias nacionales y eliminarse los odios raciales? ¿Cómo pueden los diferentes grupos religiosos continuar el trabajo de conducir a los hombres a que manifiesten su divinidad de acuerdo a la tendencia hereditaria individual, y al mismo tiempo convivir en armonía y presentar al mundo un frente unido? ¿Cómo se pueden evitar las guerras y lograr que reine la paz en la tierra? ¿Cómo puede establecerse una verdadera prosperidad, resulta­do de la unión, la paz y la plenitud?
Con buena voluntad hacia todos, con una firme creencia en las posibilidades divinas de los seres humanos y en la futura resurrección de la humanidad, con un excelso reconocimiento de Dios, con un reconocimiento de los valores fundamentales de la enseñanza de Cristo y con una gozosa determi­nación de llevar adelante el trabajo de reconstrucción, exhorto a todos los que responden a esta visión para que se pongan a trabajar inmediatamente.
De un modo solamente: “Por la acción unida de las personas comprensivas y de buena voluntad que hay en todos los países y en todas las naciones”. Constante y silenciosamente, sin prisa pero sin pausa.


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