Planeta X o Hercóbulus
El anuncio de una futura
colisión entre la Tierra y algún cuerpo celeste, ha sido por años el manantial
de innumerables teorías y predicciones.
Sin embargo, sabido es que
en el universo existen cientos de desechos y/o asteroides de enormes
dimensiones que en un futuro no muy lejano podrían ingresar a la atmósfera
terrestre. Tal es así, que un grupo de astrónomos, reunidos en la ciudad de
Tucson, Arizona, discutieron hace unos años la presencia de un enorme Planeta
Frío, Ajeno a nuestro sistema solar, y que según observaciones telescópicas se
acerca a nuestro planeta.
Como es de suponer, los
expertos comenzaron a hacer sus cálculos para corroborar la presencia de este
cuerpo, los que efectivamente dieron fe de la existencia de un enorme y oscuro
planeta, de una masa miles de veces más grande que la tierra y cuyo centro
gravitacional resultó ser la estrella Barnard,
razón por la cual a este planeta se le denominó Barnard-1 ó Hercóbulus.
Para los astrónomos, Hercóbulus y nuestro Sol poseen una trayectoria a través del espacio relativamente paralela, convergiendo ambas en torno a la denominada estrella Vega, ubicada en la constelación de la Lira.
Para los astrónomos, Hercóbulus y nuestro Sol poseen una trayectoria a través del espacio relativamente paralela, convergiendo ambas en torno a la denominada estrella Vega, ubicada en la constelación de la Lira.
Situación en absoluto
descabellada, puesto que según los cálculos este viaje ha venido ocurriendo
cada 6.000 años, lo que quizás explicaría muchos de los fenómenos que hemos
detallado a lo largo del presente texto.
Al tratar de ubicar en la
historia algún acontecimiento que esté ligado al paso de este enorme planeta,
aparece de modo coincidente, la inclinación del eje de rotación de nuestro
mundo. Esto debido a que existen pruebas concretas que demuestran que el
mencionado eje no siempre estuvo así de inclinado respecto de la elíptica.
Situación que debe haber ocurrido hace unos 6.600 años.
Si tenemos en cuenta que el
acercamiento del Planeta Frío ocurre cada 6.000 años, no es una locura suponer
que en 24.000 años Hercóbulus se nos ha acercado en cuatro oportunidades, las
mismas cuatro edades o Kali Yuga, y las mismas cuatro veces en que la
Tierra ha sufrido las glaciaciones (una cada 6.000 años, aproximadamente)
Otra explicación del mismo fenómeno la encontramos en la literatura Maya, quienes sostenían que cuando el campo magnético del sol cambia de dirección, tiende a sacar a la tierra de su eje. La inclinación de la Tierra está sujeta a terremotos, inundaciones, incendios y erupciones volcánicas.
Otra explicación del mismo fenómeno la encontramos en la literatura Maya, quienes sostenían que cuando el campo magnético del sol cambia de dirección, tiende a sacar a la tierra de su eje. La inclinación de la Tierra está sujeta a terremotos, inundaciones, incendios y erupciones volcánicas.
El campo magnético del sol
cambia cinco veces cada ciclo cósmico largo. Esta parecía la razón de que los
Mayas y otros creyeran que la Tierra había sido destruida cuatro veces en el
pasado y que la destrucción al comienzo del siglo XXI en ésta, la quinta era
del sol, seguiría el mismo camino. (Cotterell, 1995).
Si las catástrofes asociadas
al paso de este enorme planeta frío se han repetido cada cierto tiempo, y con
asombrosa exactitud (cada 24 y 26 mil años) no es absurdo suponer que los
pueblos antiguos hayan asociado este hecho pasado, a posibles profecías
futuras.
Obviamente, sucesos de esta
índole han dejado en la humanidad enormes huellas que, a la luz de los
acontecimientos, parecen estar más cerca de la realidad que de la magia.
¿Realidad o invención?, solo
el tiempo nos lo dirá…
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