jueves, 1 de noviembre de 2012

Mitos difundidos por los Medios de Comunicación.


Mitos difundidos por los Medios de Comunicación.

La creciente locura del mundo que nos rodea se relaciona extrañamente con las recomendaciones de los pensadores del Nuevo Orden Mundial, que favorecen los "desastres sin guerra". ¿De qué se trata exactamente?
Desde finales de los años 60, en los principales medos industriales se empezó a reflexionar sobre "substitutos económicos de la guerra clásica". Comparados con los efectos de a primera y segunda guerras mundiales, los estragos que podía ser provocados por los desastres naturales, súper huracanes, epidemias, o guerras bacteriológica y genética, empezaron a aparecer como política y económicamente "rentables". Estos "desastres sin guerra" eran sin duda mucho más "manejables" políticamente, y más "rentables" económicamente. Por estas razones, y en particular por su rentabilidad económica, los dirigentes políticos anglo-americanos del Nuevo Orden Mundial consideraron estos "desastres sin guerra" como opciones de primer orden.
Por ejemplo, Henry Kissinger, el protegido de Nelson Rockefeller que fue Consejero de la Seguridad Nacional bajo el mandato de Richard Nixon, dirigió de hecho la política exterior de Estados Unidos, considerando la reducción de la población mundial como una "necesidad" para Estados Unidos, Gran Bretaña y sus aliados. Es el mismo Kissinger que fue nombrado por George W. Bush para presidir el comité de investigación sobre los acontecimientos del 11 de setiembre. Kissinger es sin embargo un criminal de guerra confesado, que ordenó a la CIA el desarrollo de las armas bacteriológicas, según los archivos del Congreso Americano de 1975. Entre estas armas bacteriológicas fabricadas por el hombre, existen gérmenes mucho más mortales que el de la gripe aviaria.
Por ejemplo, antes de 1968, Kissinger ordenó una investigación relativa a los agentes bacteriológicos sintéticos que existían y que podrían ser utilizados en materia de guerra bacteriológica y de control de la población mundial. Así pues, un equipo de investigadores (O'Conner, Stewart, Kinard, Rauscher entre otros), acabó de fabricar en laboratorio nuevos virus mutantes de la gripe, capaces de propagar ciertos cánceres.
Con ocasión de ese programa, ciertos virus gripales se combinaron artificialmente con otros virus de la leucemia aguda, para fabricar literalmente nuevos gérmenes capaces de extender el cáncer a la velocidad de una epidemia de gripe, son contacto simple directo entre las personas infectadas. Estos mismos investigadores manipularon también virus del cáncer del pollo, un sarcoma, para inocularlos en monos y en hombres, para probar su capacidad de producir cánceres en estos últimos. Raucher y otros emplearon también radiaciones para aumentar la potencia del virus del cáncer del pollo. Estos increíbles hechos científicos han sido oficialmente reconocidos, pero totalmente silenciados por los principales medios informativos.
Igualmente, el instituto londinense IOSS (Institute of Science in Society) evocó oficialmente la posibilidad de que el virus de la neumonía atípica hubiera sido fabricado en laboratorio. Planteó la siguiente pregunta: "¿Es posible que experimentos de índole genética hubieran podido crear el virus de la neumonía atípica, aunque de forma involuntaria?" Esta hipótesis ni siquiera fue examinada por los expertos biólogos convocados para ayudar a resolver la crisis, expertos que acto seguido fueron engatusados por las empresas farmacéuticas involucradas en la producción de vacunas. Quienes viven en casas de cristal no tienen por costumbre arrojar piedras. Añado que el IOSS hubiera también podido plantear la hipótesis de la creación intencionada de un virus de neumonía atípica, en su estudio supuestamente científico y objetivo.
Los "conflictos sin guerra", tales como la "guerra contra el SIDA", la "guerra contra la droga", la "guerra contra el terrorismo", la "guerra contra el cáncer", y en la actualidad, la "guerra contra la gripe aviaria", exigen programas muy sofisticados de propaganda que recurren a campañas con el objetivo de estimular el temor en el seno de la opinión pública, a fin de que acepte y apoye las leyes que suprimen las libertades públicas.  Estas operaciones psicológicas son necesarias para controlar estos conflictos sin guerra, y constituyen la característica esencial de la nueva "revolución militar" en curso. Esta "revolución militar" busca instaurar una nueva forma de esclavitud humana, por medio de la cual las poblaciones humanas no se den ni siquiera cuenta de que están sometidas a esclavitud.
Esta nueva "revolución militar" hace llamamiento, sin ningún género de duda, a las armas bacteriológicas y químicas más potentes. Estas armas son fabricadas por los fabricantes de vacunas y medicamentos, para un mayor beneficio. Existe un clásico ejemplo, el de los pesticidas altamente tóxicos y cancerígenos, que se utilizan en profusión en las zonas habitadas con el pretexto de erradicar los mosquitos responsables de la "fiebre del Nilo". En términos militares, estos productos no son directamente mortales.  Actúan a largo plazo provocando una muerte lenta por envenenamiento crónico, lo que genera muchos más beneficios para las sociedades farmacéuticas encargadas de inventar nuevos medicamentos para luchar contra estas enfermedades. Las víctimas de estas campañas de erradicación de mosquitos mueren lentamente de enfermedades crónicas debilitantes. Los centros de atención y los hospitales construidos para tratar a estos enfermos no son más que campos virtuales de concentración.
Entre todas estas nuevas enfermedades provocadas de forma artificial encontramos un gran número de ellas que afectan al sistema inmunitario, así como a numerosos cánceres prácticamente desconocidos hace una cincuentena de años. Este sencillo hecho, por sí solo, basta para sugerir la existencia de un verdadero genocidio socio-económico programado por ciertas autoridades políticas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario