Los Sueños Espirituales
Hay una tradición antigua y
universal acerca de la naturaleza de los sueños que ha perdido
credibilidad en los tiempos modernos. Esta visión sostiene que algunos sueños tienen un origen
divino, que son un portal a los mundos espirituales, y que pueden transmitir
mensajes y visiones internas, incluso de carácter profético.
En el Antiguo Testamento hay un versículo que pone en
boca de Dios estas recomendaciones: “Escuchad mis palabras: Si hay un profeta
entre vosotros, Yo el Señor, me daré a conocer a él en una visión. Le hablaré
en un sueño.”
Entre los huicholes o wirrarikas de México y muchos
otros pueblos indígenas de América, aún se cree que a través de un sueño, un dios o un
antepasado puede enviar un mensaje a un marak’ame o chamán en particular o
inclusive a un grupo de personas si lo considera necesario.
Los egipcios pensaban que los sueños eran causados por
los viajes del alma durante el descanso nocturno. Lo mismo piensan aún hoy
millones de personas en la India. Sus más antiguos textos señalan que debido a
estos viajes del alma los niños pueden soñar con impresiones de sus vidas
pasadas y los ancianos con imágenes de sus próximas encarnaciones.
Los chinos también creían que el alma podía separarse
del cuerpo durante el sueño
y viajar a los mundos espirituales, donde podía comunicarse con los que ya
habían partido, y después regresar al cuerpo con recuerdos de la visita, por
eso es que a los altos oficiales chinos se les instaba a buscar guía divina en
los sueños
a fin de tomar decisiones y realizar juicios con sabiduría.
Los aborígenes australianos
tienen dentro de cada tribu un miembro que hace las funciones de “evocador de
sueños”. Ellos creen que, mediante un ritual, pueden evocar un sueño cuando necesitan
ayuda para comprender una relación, una cuestión de salud o el propósito de
alguna experiencia determinada. El evocador de sueños, además de guiarles
en el ritual, les ayuda a interpretar los sueños que hayan tenido
como resultado.
En la antigua Europa, también se tenía en alta
consideración la evocación de sueños. El templo griego
de Asclepius se erigió en su origen como un lugar de gran energía sanadora
donde una persona enferma podía acudir, dormir y tener un sueño intrínsecamente
curativo. El rito se fue transformando a lo largo del tiempo y los encargados
del templo, o therapeutes, empezaron a hacer de intérpretes de las
instrucciones sanadoras ocultas en el simbolismo del sueño. Fue entonces cuando
a los sueños
se les atribuyó una fuerza curativa menor, y pasaron a ser mensajes crípticos
que debían ser interpretados por los terapeutas, los cuales analizaban de un
modo adecuado estos comunicados de los dioses con el propósito de determinar el
curso correcto para salir de la enfermedad.
Una de las mayores pérdidas de nuestra moderna
psicología en su persecución de fundamentos científicos ha sido descartar estas
visiones ancestrales, ya que los sueños de carácter
espiritual prevalecen hoy en día tanto como en los tiempos antiguos.
Miles de personas reportan sueños proféticos, visitas
de familiares y amigos muertos y viajes fuera del cuerpo a localidades lejanas
en la Tierra o incluso a dimensiones espirituales. Sin embargo son muchísimas
personas más las que simplemente reportan haber recibido inspiración o
advertencias útiles durante sus sueños.
Es un hecho comprobado por la ciencia que todos
soñamos. Lo que ocurre es que no siempre recordamos nuestras experiencias
oníricas. Sin embargo, actualmente tenemos a nuestra disposición distintas técnicas que nos ayudan a
recordarlos de una manera cada vez más regular y con mayores detalles.
Cuando llevamos aunque sea un poco de tiempo
ejercitando nuestra memoria onírica, enseguida nos damos cuenta de que hay
distintos tipos de sueños.
Básicamente hay algunos relacionados con nuestro pasado emocional y hay otros
que nos ofrecen perspectivas del porvenir.
Lo más fantástico de los sueños es que cuando
empezamos a prestar un mínimo de atención a los mensajes que contienen,
eventualmente llega un punto en el que comenzamos a recibir consejos prácticos
para solucionar los problemas que nos agobian en un momento determinado,
para llevar a término alguna investigación o para apoyarnos en algún proceso
creativo. Son consejos que vienen directamente del Espíritu.
Ya sea que los consideremos como descargas emotivas
del inconsciente, como viajes del alma fuera del cuerpo o como ambas cosas, los
sueños siempre dejan
dentro de nuestra memoria una serie de imágenes o escenas susceptibles de ser
recordadas, estudiadas y, en cierta medida, interpretadas o comprendidas; de
tal manera que podemos aplicar estos conocimientos en beneficio de nuestra
evolución personal y colectiva.
Al igual que existen ejercicios para recordar los sueños, también existen
diversas técnicas
que nos ayudan a descifrar su simbología,
a re-experimentarlos, a evocarlos y a comprender cabalmente su significado.
Incluso hay técnicas que paulatinamente nos permiten entrar al estado de sueño sin perder la
conciencia y actuar lúcidamente dentro de estos espacios.
Por todo ello, ahora como antaño, el trabajo con
sueños es una aventura fascinante que nos conduce al auto conocimiento
y nos permite entrar en contacto con nuestro Espíritu y poner en práctica
su inagotable sabiduría.
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