La buena noticia
Jesús enseñaba a sus discípulos en parábolas. Y les decía: El Reino de los Cielos es semejante a dos hermanos que vivían felices y contentos, hasta que recibieron la llamada de Dios a hacerse discípulos. El de más edad respondió con generosidad a la llamada, aunque tuvo que ver cómo se desgarraba su corazón al separarse de su familia y de la muchacha a la que amaba y con la que soñaba casarse. Pero, al fin, se marchó a un país lejano, donde gastó su propia vida al servicio de los más pobres entre los pobres. Se desató en aquel país una persecución de resultas de la cual fue detenido, falsamente acusado, torturado y condenado a muerte. Y el Señor le dijo: "Muy bien, siervo fiel y cumplidor. Me has servido por el valor de mil talentos. Voy a recompensarte con mil millones de talentos. ¡Entra en el gozo de tu Señor!" La respuesta del más joven fue mucho menos generosa. Decidió ignorar la llamada, seguir su camino y casarse con la muchacha a la que amaba. Disfrutó de un feliz matrimonio, le fue bien en los negocios y llegó a ser rico y próspero. De vez en cuando mandaba una limosna a algún mendigo o se mostraba bondadoso con su mujer y sus hijos. También de vez en cuando enviaba una pequeña suma de dinero a su hermano mayor, que se hallaba en un remoto país, adjuntándole una nota en la que decía: "Tal vez con esto puedas ayudar mejor a aquellos pobres diablos". Cuando le llegó la hora, el Señor le dijo: "Muy bien, siervo fiel y cumplidor. Me has servido por el valor de diez talentos. Voy a recompensarte con mil millones de talentos. ¡Entra en el gozo de tu Señor!" El hermano mayor se sorprendió al oír que su hermano iba a recibir la misma recompensa que él. Pero le agradó sobremanera. Y dijo: "Señor, aun sabiendo esto, si tuviera que nacer de nuevo y volver a vivir, haría por Ti exactamente lo mismo que he hecho".
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